Eduard Micus (1925-2000) asistió a las clases de Baumeister de 1948 a 1953. A partir de 1972 se instaló en Ibiza como artista independiente.
En 1948 acudí a Willi Baumeister, que se hallaba en Stuttgart. Los cuadros que había hecho hasta ese momento y que había podido exponer junto a otros pintores que ya no estaban proscritos, como Nolde, Schmidt-Rottluff, Heckel, etc., se desvanecieron ante las numerosas nuevas impresiones que obtuve en la Academia de Stuttgart, entonces deteriorada a causa de la guerra. Lo primero que me dijo mi nuevo profesor fue: ¡Deja tu carpeta cerrada! No quería ver los tanteos de sus alumnos. Mi tarea es vaciaros, explicó. Más tarde entendí lo que quería decir. Nosotros no pintamos cuadros, estudiamos o Todo en la naturaleza se forma a partir de la esfera, el cono y el cilindro. Cézanne y las etapas del cubismo que se construyeron a partir de él eran el fundamento de nuestro estudio. Ocre, negro y blanco eran los colores; papel de embalaje y periódicos, el lienzo. Las teorías de los colores de Goethe y de Oswald se trataron solo someramente.
Los matices del blanco y los colores terrosos son material suficiente. Si luego se añaden el rojo, el azul y el amarillo, será vuestra decisión posterior. No hay reglas para los colores, es algo subjetivo, a discreción de cada uno.
El trabajo con los medios elementales de la pintura nos liberó de las ideas preconcebidas arraigadas en cada uno de nosotros. La idea de vaciado nos permitía empezar desde cero en todas las direcciones, ya fuera en cuadros, escenografías, carteles o cualquier otra cosa. Todo lo que se percibe visualmente debe organizarse en el cuadro, debe formar parte del todo organizado. Los elementos del cuadro se utilizan para aclarar, concluir, encontrar proporciones que conduzcan a nuevos criterios y de este modo influyan en la objetividad relativa de la observación del arte..
Baumeister sabía explicar que esta idea es también una cuestión de economía en el proceso de búsqueda de resultados pictóricos propios. Saber eso era una clara ventaja. En definitiva, tuve la suerte de haber sido alumno de un notable pintor y seguramente del mejor maestro de su tiempo. El paulatino desplazamiento de los elementos de mis cuadros hacia los bordes izquierdo y derecho me llevó finalmente a dividir la superficie del cuadro mediante una línea central. Así fue como empecé a desligarme de mi profesor. Esto sucedió después de cuatro años. Pero mantuvimos el contacto. Baumeister me dijo que nos echaba de menos:
Yo aprendo de vosotros tanto como vosotros de mí.
(Citado de Hommage à Baumeister - Freunde erinnern sich an ihren Lehrer. [Homenaje a Baumeister –Los amigos recuerdan a su profesor]. Catálogo de la exposición, Galería Schlichtenmaier, Grafenau Schloss Dätzingen 1989, p. 58)