Klaus Bendixen (1924- 2003) asistió a las clases de Baumeister de 1951 a 1954. De 1961 a 1989 fue profesor de pintura en la Escuela Superior de Bellas Artes de Hamburgo.
Las dos aulas se encontraban en la buhardilla de la Academia de Arte de Stuttgart. El aula más pequeña era la mejor, y los que trabajaban allí en sus caballetes eran consientes de su importancia. Reinaba un ambiente de ambición, incluso de obstinación; se ahuyentaba a las alumnas, no tenía que haber distracciones. El miércoles por la mañana se dedicaba a la corrección; esta cita determinaba la semana de trabajo. Todos querían presentar sus trabajos más recientes. Los cuadros se colgaban en la larga pared frontal, sin nombres, pues se esperaba ser inconfundible.
Baumeister era impuntual, había que esperarlo durante largo tiempo. Finalmente se acercaba su fuerte figura, con su abrigo marrón de pelo de camello, su gorra de deporte. Su humor era alegre, algo gruñón, amigable. Para sentarse había sillas, taburetes y los bordes de las mesas, para Baumeister un sillón de mimbre desvencijado que llenaba sin dificultades. A Baumeister le encantaban los puros y siempre los ofrecía generosamente, sabiendo que nadie los aceptaría. Las primeras nubes de humo, el examen silencioso de los cuadros, todo rezumaba calma y concentración.
He vivido muchas de estas sesiones de corrección, todas estaban determinadas por la tolerancia de Baumeister y su cálida comprensión; nunca era hiriente, siempre buscaba oportunidades para mejorar o para reforzar el mensaje del cuadro. Había que aprender a entenderlo bien. Bastante interesante ya era grave, decorativo era mortal. No era autoritario, tenía una serenidad tranquila y una sólida confianza en sí mismo.
Necesitaba el trato con los estudiantes, observaba con mucha atención, pues él también aprendía. Cuando se jubiló, no pudo abandonar por completo la Academia, y los miércoles siguió corrigiendo trabajos en la sala de pintura. Una vez vi a un pequeño grupo que casi se perdía en esa sala amplia y alta. Entre esos pocos estudiantes estaba Baumeister, fumando pensativo su puro y escuchando.
(Citado de Hommage à Baumeister - Freunde erinnern sich an ihren Lehrer. . [Homenaje a Baumeister –Los amigos recuerdan a su profesor]. Catálogo de la exposición, Galería Schlichtenmaier, Grafenau Schloss Dätzingen 1989, p. 53)