Entre 1919 y 1943, la litografía (junto con la impresión offset, que le es próxima) fue el único procedimiento de impresión gráfica original utilizado por Baumeister. Hasta 1955 produjo en total unas 150 láminas que, además de las pinturas, ponían acentos importantes en las diferentes fases de su obra.
Dado que, al menos en sus comienzos, no apreciaba en sus trabajos el carácter fortuito que podía presentar una técnica, en general renunció a las técnicas del grabado en madera, en linóleo y al aguafuerte.
Claros y sólidos: los trabajos tempranos
Sus primeras litografías de 1919 a 1922 (por ejemplo, Figura, 1920; Apolo, 1922) están elaboradas con escasos medios pictóricos. La línea y el sombreado exclusivamente en negro sobre papel teñido eran para él las formas de expresión apropiadas para alcanzar la abstracción de la figura humana y la estructuración de la superficie del cuadro.
La materialidad característica que desplegaba en los cuadros murales de esos años se traduce en las litografías en sombreados, superficies punteadas y ennegrecidas, en contornos finos e intensos. Como resultado surgieron –más aún que en los dibujos – composiciones claras y muy sólidas en lo formal.
La litografía en color más antigua que se conserva, Figura y segmento de círculo, que data de 1925, fue la excepción hasta 1936.
Formas más fluidas y abstracción más intensa
Se han conservado muy pocas litografías de los años de Baumeister en Fráncfort, entre 1928 y 1933, (por ejemplo, Deportistas en reposo, 1928).
En cuanto los dibujos, se sabe que Baumeister destruyó muchas representaciones de deportistas porque más tarde le parecieron demasiado naturalistas. En el caso de las litografías, se puede sospechar algo similar, aunque aquí era sobre todo la falta de tiempo lo que le impedía dedicarse a esta técnica. De ahí que volviera a utilizarla solo después de 1934, tras haber sido despedido de su cátedra.
A diferencia de las figuras geometrizantes de los años veinte, ahora le interesaba el movimiento, sin renunciar a la extremada reducción del dibujo. Entre 1934 y 1937 los trabajos gráficos se caracterizaban por un mayor uso de la graduación de las tonalidades, una referencia más clara a la superficie ( Jugadores de tenis, 1935; Pintor, 1935-36), así como por un simbolismo rayano en lo no representativo ( Figura de líneas, 1937).
El final de esta etapa está marcado por las Figuras de líneas y por composiciones que Baumeister denominó Formlinge (formaciones), que guardan una familiaridad con los ideogramas de las pinturas.
Prohibición de pintar
En los años posteriores a la exposición de Múnich Entartete Kunst (Arte degenerado), en la que se exhibieron también obras de Baumeister, y después de la prohibición de pintar y exponer impuesta en 1941 no produjo más litografías. Aparte de la escasez de material, la difusión de los trabajos gráficos habría significado un peligro adicional.
Después de la Segunda Guerra Mundial
En 1946 Baumeister publicó la serie Salomé y el profeta, compuesta de 12 litografías, en la que incluyó algunas de las ilustraciones de temas bíblicos que había dibujado en 1943. En cuanto a los motivos, se atuvo a los esbozos realizados en los años de guerra, pero en lo formal reelaboró las composiciones y las representaciones para obtener más claridad, lo cual era comprensible y razonable en vista de la difusión que tendrían las series.
En 1946 y 1947 retoma asimismo motivos de los dibujos de años anteriores para otras dos series, entre ellos, escenas de África, Muros de figuras y otras representaciones abstractas, en gran parte figurativas.
En algunas láminas aparecían ahora los colores básicos y también el verde en la forma de islotes de color en acuarela, tal como se los encuentra en numerosas pinturas y serigrafías de la misma época (por ejemplo, Formas primitivas, 1947). Pero incluso sin aplicar color, realizó trabajos con una tonalidad llena de matices utilizando técnicas como el difuminado, las estructuras de tiza y el frotado.
El tratamiento de la superficie y el color
En los últimos años Baumeister se dedicó más intensamente a la serigrafía, que le permitió producir un volumen más importante de trabajos gráficos originales en color. Como contrapartida, en la litografía renunció a un colorido intenso, salvo en unas pocas excepciones, y empezó a trabajar cada vez más con planchas de tonalidades claras y piedras litográficas granuladas para atenuar los contrastes.
Las láminas Crucifixión (1952) y Safer (1953) son las que más se corresponden con las intenciones del artista. Con los medios mencionados anteriormente, también en sus litografías pudo producir las estructuras en relieve que más apreciaba en esta época. Incluso le fue posible traducir la utilización de arena en las pinturas al lenguaje de la obra gráfica.
La monumental Crucifixión representa un punto culminante dentro de las litografías de Baumeister. Es su trabajo gráfico de mayores dimensiones y de una gran fuerza sugestiva. Esta lámina está a la altura de la pintura sobre el mismo tema realizada ese año.
El placer de experimentar
En las últimas litografías sobre los temas Aru y Han-i, que Baumeister editó solo en casos excepcionales, experimentó entre otras cosas con plantillas de estarcir. Lo que demuestra una vez más que siempre estaba buscando nuevas formas de poner en práctica sus intenciones artísticas. En los dos impresores de Stuttgart Erich Mönch y Luitpold Domberger, Baumeister encontró también socios congeniales para sus propósitos.