La técnica del estampado en seda se hizo conocida en Alemania después de la Segunda Guerra Mundial gracias a las exposiciones de las Casas de América, fundadas en 1945-1946 para fomentar el intercambio entre alemanes y estadounidenses y el interés mutuo por las respectivas culturas. Willi Baumeister asistió por primera vez a una de estas exposiciones en 1948; entonces comprendió que podía realizar de forma óptima algunas de sus intenciones artísticas utilizando la serigrafía, en especial la aplicación intensa del color y la impresión sin huellas de intervención manual. Además, se podían imprimir varios colores superpuestos, incluso el blanco y el negro.
Aparte de estos aspectos artísticos, el artista era consciente de que por no mucho dinero se podía comprar una serigrafía, con lo que se adquiría un Baumeister auténtico.
En 1952 Willi Baumeister escribió en un artículo del Neue Zeitung:
Lo fundamental del procedimiento es que el tejido tensado se hace parcialmente impermeable, mientras que las zonas permeables dejan pasar el color al papel. Para cubrir determinadas partes se puede utilizar cola o papel pegado.
Es interesante que también en sus litografías de esta época Baumeister trabajara con plantillas de estarcir. Aquí se observa que su afán por experimentar abarcaba todos los medios y técnicas.
El arte en lugar de la reproducción
En el comienzo del mismo artículo Baumeister señala que la serigrafía es una técnica artística, no un procedimiento en serie:
En términos artísticos, las serigrafías se corresponden con los procedimientos gráficos originales (litografía y grabado al aguafuerte), en los que el artista produce el negativo. Puesto que hasta ahora hemos hecho impresiones a mano, las tiradas de carteles se limitan a unos 2.000 ejemplares.
Willi Baumeister utilizó esta nueva técnica de forma exclusivamente manual, transfiriendo él mismo el dibujo y el color sobre el soporte. Era preciso un trabajo manual minucioso para aplicar sobre el tamiz varios colores al mismo tiempo, siempre que no se los superpusiera.
Desde diferentes aspectos, las serigrafías de Baumeister son trabajos gráficos originales en sentido estricto, pues el propio artista trabajaba el soporte, supervisaba una tirada estrictamente limitada y firmaba y numeraba las láminas destinadas a la venta.
Artista y artesano
Por otra parte, era necesario que se diera una excelente colaboración con el impresor. Baumeister encontró su impresor en 1950 en la persona de Luitpold (Poldi) Domberger , que casualmente había instalado su taller en el mismo edificio en ruinas en el que se encontraba su estudio. Ya en 1952 expusieron los frutos de ese trabajo conjunto en la Hacker Gallery de Nueva York.
Como se manifiesta tras los primeros cuadros murales y los trabajos tipográficos más tempranos, lo artesanal siempre tuvo vital importancia para Baumeister. En 1947 escribió en su libro Das Unbekannte in der Kunst (Lo desconocido en el arte) que debido a la nueva valoración de la línea y la superficie, lo artesanal-elemental experimenta un renacimiento dentro del arte 'elevado'.
Un medio importante en la producción de Baumeister
Dentro de la obra de Baumeister el número de serigrafías no cesó de aumentar después de las primeras ocho láminas realizadas en 1950. Hasta su muerte en agosto, produjo 18 solo en el año 1955. Al mismo tiempo, esta técnica superaba en número ampliamente a las litografías. Esto demuestra que, dentro de los procesos de impresión, la serigrafía era el que mejor respondía a las intenciones de Baumeister.
En cuanto al contenido se puede afirmar que, al igual que en los demás trabajos gráficos y dibujos, generalmente hacía variaciones sobre los motivos y los contenidos de sus pinturas y los traducía al lenguaje de la serigrafía. Solamente en los últimos trabajos retomó dibujos de las series de ilustraciones de 1943.
Traducciones de pinturas antiguas
Entre los logros artísticos más importantes de la obra de Baumeister de los años cincuenta se cuentan las transposiciones de esbozos de pinturas, en ocasiones muy antiguas.
La serigrafía le brindaba la posibilidad de fijar una vez más las invenciones pictóricas importantes, de difundirlas e incluso de optimizarlas, no tanto con respecto al propio esbozo, sino en especial en cuanto a los efectos del color y la tonalidad y a la claridad de la composición.
Entre los mejores ejemplos cabe mencionar las láminas de la serie África (1950, pintura 1942), Corredor (1952, pintura 1934), Bailarina (1953, pintura 1934), Buceador/Saltador (1954, pintura 1934), Ideograma (1954, pintura 1937), Ajedrez (1954, pintura 1925), así como varias láminas con motivos de la serie de Gilgamesh (1955, dibujos 1943). Además de retomar motivos anteriores, Baumeister trabajó varias serigrafías con motivos de pinturas actuales, como por ejemplo Fantasma, Fausto, Nocturno, Montaru o Mo, así como varios trabajos titulados Aru.
Willi Baumeister contribuyó decisivamente a afianzar el éxito de la serigrafía artística como técnica de impresión gráfica original reconocida. Su postulado de 1952 se hizo realidad:
No se descarta que este desarrollo continúe, y sería importante que el pintor y el artista gráfico siguieran nuestro método.