La hora cero significó para Baumeister, como para muchos otros artistas, el nuevo comienzo tan esperado. Si bien su productividad no había sufrido una verdadera cesura entre 1933 y 1945, ahora su obra podría volver a ver la luz pública. Pese a que el estudio de Stuttgart había sido destruido y desvalijado, y el apartamento solo pudo reconstruirse con mucho esfuerzo, ya en octubre de 1945 Baumeister volvió a exponer en Alemania, en Überlingen, junto con otros colegas. Y de golpe, Baumeister se hallaba en el centro de la vida artística alemana .
Exposiciones en la posguerra
Un gran número de exposiciones y participaciones en eventos, acogidos con gran atención, demuestra la importancia artística que cobra Baumeister entre el público en esos años.
Entre los más importantes cabe mencionar la retrospectiva Moderne Deutsche Kunst seit 1933 (Arte moderno alemán desde 1933) en la Kunsthalle de Berna en el verano de 1947, exposiciones individuales en Múnich, Brunswick y Stuttgart, una exposición internacional de pintura abstracta en el Salon des Réalités Nouvelles de París, en 1948 y, en el mismo año, la primera Bienal de Venecia después de 1945. En el verano de 1949, el gobierno militar estadounidense de Múnich organizó bajo el título Kunstschaffen in Deutschland (Creación artística en Alemania) la primera exposición general de arte alemán contemporáneo tras el final de la guerra, y a finales de 1949, Baumeister viajó a París para la inauguración de su exposición en la galería Jeanne Bucher, donde ya había exhibido obras antes y durante la guerra. Además de ello, importantes museos europeos ampliaron sus colecciones con obras de Willi Baumeister.
Nombramiento en la Academia de Bellas Artes
Solo algunas semanas después del fin de la guerra, se consideraba a Willi Baumeister para el cargo de director o de profesor de la Academia de Stuttgart. Después de haber rechazado el ofrecimiento de un cargo en Dresde en febrero de 1946, en marzo del mismo año aceptó la cátedra y la dirección de un curso de pintura en su ciudad natal. En 1951 se convirtió en subdirector de la institución, antes de jubilarse en febrero de 1955.
Los límites de la producción
Su reputación en Europa no dejaba de crecer. En París se lo calificó en 1948 como Le Picasso Allemand . Su amigo Fernand Léger escribió a finales de 1949: BA mi modo de ver, Baumeister ocupa un lugar sumamente importante entre los artistas modernos alemanes.
Baumeister exponía, escribía numerosos artículos, impartía clases y era miembro de jurados; y, no en último lugar, pintaba sin interrupción y, después de 1945, prácticamente todos los días se lo encontraba ante su caballete. Así pues, no es sorprendente que esta actividad sin tregua entre las exposiciones, las clases en la Academia y el trabajo en el estudio lo forzaran a someterse a una cura en Bad Ditzenbach.
Lo desconocido en el arte
En otoño de 1947 se publicó la primera edición del libro Das Unbekannte in der Kunst (Lo desconocido en el arte). En esta obra, uno de los textos teóricos clásicos de artistas modernos, en la que Baumeister trabajaba ya desde los últimos años de la guerra , el pintor se expresa sobre la producción artística y sobre el papel del espectador. Al mismo tiempo ensaya un panorama general de la historia del arte abstracto. Se trata de la contribución temprana de Baumeister a la comprensión del arte moderno –abstracto–, que más tarde defenderá con vehemencia de todo intento de contraponerlo al arte figurativo, tal como ponen de manifiesto los Coloquios de Darmstadt a partir de 1950.
Teatro
Dos años después del final de la guerra Baumeister retomó su antigua actividad, volviendo a diseñar, tras una larga interrupción, escenografías y vestuario para teatro. El ballet El amor brujo en Stuttgart en 1947 fue un gran éxito, al igual que la obra Monte Cassino en Essen en 1949. . A estos siguieron otros proyectos hasta 1953. De este modo, Baumeister vuelve al arte aplicado , tema que lo había ocupado anteriormente.
Nuevas técnicas
Willi Baumeister nunca quiso detenerse; su pintura muestra –tanto en lo técnico como en lo formal– su permanente afán por probar cosas nuevas. Cuando después de la Segunda Guerra Mundial se hizo conocida la técnica del estampado en seda, se propuso utilizarla y desarrollarla en forma de serigrafía para fines artísticos. Realizó los primeros trabajos con el impresor de Stuttgart Luitpold Domberger. Para Baumeister la serigrafía era equiparable a otras técnicas gráficas originales, como el aguafuerte y la litografía, que en esta época también utilizaba con frecuencia. Entre 1946 y 1955 produjo casi 90 litografías y unas 60 serigrafías. A menudo traducía un cuadro al lenguaje de la impresión gráfica realizando variaciones. En los últimos años de su vida hasta 1955 Baumeister diseñó numerosos carteles utilizando la técnica de la serigrafía, tendiendo así un puente hacia sus comienzos como solicitado tipógrafo en los años veinte.