El grabado al agua fuerte y otras técnicas de grabado e incisión no desempeñan un papel significativo en la obra gráfica de Willi Baumeister. Se conocen únicamente nueve piezas, tres de cada uno de los años, 1943, 1947 y 1952.
Las más antiguas (por ejemplo, Diálogo OMBU y Figuras en relieve en diálogo, ambas de 1947) guardan estrecha relación con las series de ilustraciones en las que trabajaba en los últimos años de la guerra y poco después de su fin, que se han conservado en numerosos dibujos y litografías.
Las láminas más recientes son tentativas de trasladar las figuraciones de líneas, las composiciones de superficies y las estructuras tonales al lenguaje del grabado al agua fuerte. Es evidente que el resultado no le convenció (por ejemplo, Montaru, 1952).
Sin duda, en todos estos casos se trata de experimentaciones del artista, con las que no continuó. Es de suponer que no le agradaba la característica particular del trazo y, especialmente, que el agua fuerte no le permitía obtener los efectos que conseguía con otras técnicas gráficas originales y con la pintura. Por este motivo solo se imprimieron muy pocos ejemplares de los trabajos existentes.
Es probable que el grabado al aguatinta le hubiera ofrecido mejores posibilidades artísticas, pero seguramente no tenía acceso a un taller de impresión en hueco idóneo. La serigrafía, que Baumeister descubrió en torno a 1950, le pareció en todo sentido la técnica más apropiada para sus propósitos.