Un área central de la colección es el fondo de objetos procedentes de Oceanía, en concreto de la región del Sepik, en Nueva Guinea. Entre ellos se cuentan un pesado escudo de combate de 1,4 m de altura y otro escudo ceremonial o de danza algo más pequeño. La extraordinaria expresividad ornamental y el universo de formas figurativas remite al mundo de los espíritus y el cosmos, una temática que cautivó a Baumeister no solo en los años cuarenta, sino a lo largo de muchas décadas durante su trabajo sobre Das Unbekannte in der Kunst (Lo desconocido en el arte).
Pero a Baumeister también le interesaban las tonalidades, en general de colores terrosos, que se obtenían mezclando pigmentos naturales. Por ello, apenas se encuentran el azul y el verde en esos objetos. La tapa polinesia de 1,75 m de ancho, hecha de rafia, o la escultura Malanggan de una cabeza, utilizada para fines ceremoniales y originaria de Papúa Nueva Guinea, eran para él excelentes ejemplos de un arte desinhibido y ajeno a la civilización, surgido en un ambiente cultural en el que la vida y los procesos artísticos estaban en consonancia. Llegar a esa consonancia en el arte moderno europeo fue siempre la aspiración de Willi Baumeister.