La cátedra que obtuvo Willi Baumeister en la Academia de Bellas Artes de Stuttgart después de la Segunda Guerra Mundial le ofrecía condiciones totalmente diferentes a las de su actividad docente en Fráncfort entre 1928 y 1933.
El propio Baumeister había sentado los fundamentos para este nuevo puesto docente: con su profesorado en Fráncfort había demostrado que estaba capacitado para la tarea desde el punto de vista pedagógico. A esto se añadió su conducta irreprochable en la resistencia intelectual durante el período nazi. Las pinturas y litografías que realizó entre 1933 y 1945 demostraron que, a pesar de la prohibición de pintar que se le impuso, había contribuido significativamente al desarrollo del arte moderno y lo seguiría haciendo. Finalmente, su manuscrito del libro publicado en 1947 Das Unbekannte in der Kunst (Lo desconocido en el arte) era testimonio de que tenía cosas importantes que decir como teórico de un arte nuevo y libre.
Vuelta a la superficie
Tras las experiencias de la primera mitad del siglo, en 1946 Baumeister se sintió obligado a superar lo tradicional y abrirse hacia lo nuevo, lo desconocido. Esta orientación encontró aprobación entre aquellos que poco después del final de la guerra acudieron a él para ofrecerle el cargo de director de la Academia de Stuttgart o una clase de pintura.
Después de que el ministro de educación de Baden-Wurtemberg, Theodor Heuss, decidiera en 1946 conceder la cátedra a Baumeister, el artista fue convocado por la Academia de Stuttgart el 16 de marzo de 1946.
Dentro de 14 días se cumplen 13 años desde que fui abruptamente despedido [en Fráncfort]. Podría haber pensado que nunca volvería a la superficie ... ¿Qué me aportará este cargo? (Diario, 16 de marzo de 1943)
Contratado al principio como profesor , en noviembre de 1946 fue nombrado catedrático vitalicio e impartió una clase de pintura hasta su jubilación como profesor emérito, en febrero de 1955. Aceptó dictar otro curso durante un semestre más, antes de su muerte en agosto del mismo año.
Comienzo en circunstancias adversas
El 15 de agosto de 1946 Baumeister y sus colegas comenzaron a impartir clases en los edificios considerablemente dañados de la antigua Escuela de Artes Aplicadas, próxima a la colonia Weißenhof. En ocasiones daba clases en su estudio, que también estaba instalado en unas ruinas. Entre los nuevos profesores Baumeister era el único próximo a la Bauhaus y que integraba los principios de esta escuela en sus clases. Además, era el único que pertenecía consecuentemente a la corriente no figurativa, lo que no favorecía precisamente su posición en los medios académicos conservadores (Kermer 1992).
El ángulo de la creación
Existen numerosas declaraciones de Baumeister de los años entre 1947 y 1955 sobre su arte, el arte en general, la discusión en torno a la figuración y la abstracción y muchos otros temas (véanse las citas y los escritos). Todas estas declaraciones, empezando por su libro Das Unbekannte in der Kunst (Lo desconocido en el arte) de 1947, ilustran la pedagogía de Baumeister, que en ocasiones encontró resistencias entre sus colegas.
En este contexto, su tesis más interesante es la del ángulo de creación. Según Baumeister, lo que los artistas formulan como sus objetivos no son en realidad más que objetivos aparentes, a lo sumo estímulos en el camino hacia lo desconocido, a través de los cuales (los artistas) llegan a su verdadero resultado artístico, imposible de prever ni de planificar. Baumeister visualizó este procedimiento en un sucinto croquis.
El arte como proceso
La idea de Baumeister según la cual el arte no surge de un plan preestablecido, sino durante el trabajo, era uno de los fundamentos de sus clases. Otro pilar era su inigualable capacidad para explicar cuestiones artísticas de forma comprensible e ilustrativa; y un tercero era:
El profesor debe vaciar y no llenar con sus fórmulas / Tiene ante todo la tarea de conducir al alumno al estado artístico a través de la depuración y el vaciado. (1943)
Baumeister no consideraba que su tarea consistiera en conducir a los alumnos por una dirección determinada, sino exclusivamente en familiarizarlos con los fundamentos del oficio del artista, proporcionarles un sentido crítico y, finalmente, prepararlos para el mercado del arte. Aquí se manifestaba el pragmático que había en él, que desde el comienzo había asignado al arte un lugar arraigado en lo cotidiano, sin diferenciar entre arte libre y aplicado. (Véanse sobre este punto también los cuadros murales y la tipografía)
El sistema de Baumeister
A pesar de que les concedía cierto margen de maniobra, Baumeister no daba libertad total a sus alumnos. Pese a su compromiso con el arte no figurativo y su búsqueda de lo desconocido, del punto cero donde se origina todo arte y todo artista, había un concepto pedagógico con el que Willi Baumeister demostraba que no era en modo alguno un marginado:
en mi clase se realizan estudios del desnudo. pero lo más importante es el trabajo sobre los medios elementales. los medios elementales –y no otra cosa– constituyen la base para la arquitectura, la arquitectura de interiores, la escenografía, la pintura mural, el diseño aplicado ..., lo textil, la escultura, el trabajo en metal, etc.
dado que el estudio de los medios elementales aún no es una especialización, el estudiante recibe una formación inicial sobre una base muy amplia ... el arte liberal es un oficio ingrato desde el punto de vista socioeconómico. el joven artista liberal que espera en vano al mecenas en su estudio, propaga la miseria del artista. estudiando los medios elementales el joven artista obtiene una base que incluye las artes aplicadas: de este modo emprenderá un camino más fértil tanto para lo anímico como para lo económico. (Texto mecanografiado "sistema de enseñanza de la clase del profesor willi baumeister", 6 de abril de 1949, Archivo Baumeister)
Muchos antiguos estudiantes recordaban más tarde el principio de Baumeister: Nosotros no pintamos cuadros, estudiamos. Siempre que los estudiantes presentaban sus trabajos en clase para someterlos a debate, remitía expresamente al carácter de la Academia como lugar de aprendizaje y no como galería. Por otra parte, a la pregunta de qué es el arte, en el fondo Baumeister no quiso nunca dar una respuesta unívoca, o al menos no una que se pudiera expresar en una frase.
¿Se puede enseñar el arte?
Willi Baumeister defendía abiertamente la posición de que el arte no se podía enseñar ni aprender: El profesor puede ampliar horizontes, proporcionar estímulos, despertar entusiasmo, pero el paso hacia la "invención propia" debe darlo el alumno por sí mismo (1948).
Esta postura fue determinante para sus clases. Baumeister se concentró en una formación amplia, que diera prioridad a las cosas elementales. El alumno de Baumeister Klaus-Jürgen Fischer lo resumió así:
Él no enseñaba arte, sino las reglas del arte indispensables para cualquier talento. ... Todo lo que adornaba, lo que no era parte esencial del cuadro, toda forma y color que no cumpliera una función importante en la superficie y no contribuyera a la unidad del conjunto, era decorativo. ... Su "teoría de los elementos" se basaba en la simplicidad de la formulación del problema pictórico y en la economía de medios ... para evitar discrepancias formales, confusiones, sobrecargas y efectos destructores de la superficie. Esta teoría elemental ... era el principio rector de su obra. (Según Kermer 1992)
Recuerdos de estudiantes
Muchos de sus antiguos alumnos y alumnas aprovecharon, años más tarde, la ocasión de escribir sus recuerdos acerca de Willi Baumeister.
En los siguientes testimonios se ponen de manifiesto principalmente tres aspectos. En primer lugar, la capacidad de Baumeister de interaccionar con sus alumnos sin imponerles una doctrina establecida, pero dirigiéndolos con mano firme; en segundo lugar, la relación paternal que establecía sin utilizar el tono de cuartel que quedó grabado en la memoria de muchos jóvenes después de 1945; y en tercer lugar, su estilo de enseñanza poco convencional para las circunstancias de la Academia de esa época, que relegó a Baumeister a un papel marginal entre la mayoría de sus colegas, un papel que no buscó pero que aceptó porque se sabía en el camino correcto en cuanto a la formación artística.
- Klaus Bendixen: " Decorativo –eso era mortal", 1989
- Heinz Bodamer: "Meditar solo con formas y colores", 1987
- Klaus Erler: "Pendientes de energía e impulso artístico", 1986
- Fia Ernst: " ...como inspirar y espirar", 1990
- Erich Fuchs: "No es a mí a quien engaña, sino a usted mismo", 1969
- Peter Grau: "Una mirada a los solistas", 1989
- Herbert W. Kapitzki: "Más allá de los estudios de arte", 1989
- Eduard Micus: "Nuevo comienzo en todas las direcciones", 1989
- Fritz Seitz: "Garantía de algo totalmente diferente", 1979
- Fritz Seitz: Discurso de funeral, 1955
- Gerhard Uhlig: "La enseñanza del arte requiere objetividad", 1986
Hasta la extenuación
Igual que en su época de profesor en Fráncfort, esta vez Baumeister volvió a constatar que la enseñanza no era asunto menor, como le había predicho Adolf Hölzel. Tras los años de privaciones de la guerra, sus fuerzas mermaron rápidamente. El 5 de enero de 1949 escribió en su diario: Mis anotaciones son escasas porque el tiempo no alcanza y el día exige mucho. Y exactamente tres semanas después, anotó: El doctor Domnick me recomienda encarecidamente que interrumpa el trabajo y el esfuerzo. Estoy considerando una estancia en Bad Ditzenbach, una cura a la que se sometió días más tarde.
"Baumeister no se lo puso fácil, ni a él mismo ni a los demás"
... escribió Wolfgang Kermer en 1992 en su libro Der schöpferische Winkel. Willi Baumeisters pädagogische Tätigkeit. (El ángulo de la creación. La actividad pedagógica de Willi Baumeister). Kermer aborda aquí detalladamente todas las facetas de la actividad docente de Baumeister, tanto dentro como fuera de la Academia, incluyendo la disputa con Sedlmayr en torno a la pintura figurativa y la pintura abstracta en el Coloquio de Darmstadt en 1950, sus conflictos con el rector Hermann Brachert, sus principios y métodos pedagógicos y mucho más. Y continúa:
Era contrario a toda forma de esquematización. Era enemigo del statu quo. Su rechazo a una pedagogía de protección y de adaptación, el modo en que recibía a los alumnos en su clase, escapaba a la comprensión de aquellos que consideraban la Academia y la enseñanza ... en armonía con la actividad artística.
De este modo orientó Baumeister no solo su pedagogía, sino también su arte y su vida. Este libro se recomienda a todos aquellos que consideran que Baumeister era y sigue siendo más que un artista.